jueves, 1 de abril de 2010

Cosas que nunca se dicen

Semana Santa en Madrid. Además de no perderse ni una sola de las procesiones, la mejor opción de ocio es visitar cualquiera de los museos de la capital que, salvo Viernes Santo en el Prado, apenas cierran los días festivos; pero una afluencia masiva a los museos durante estos días, también implica que los trabajadores de los mismos no descansen "los días santos". Lo que nunca se dice (y muchos sufren) es que para los trabajadores de las subcontratas de la sección de audioguías, seguridad y guardarropa, nunca hay días de fiesta.

En Madrid, el sueldo medio por hora que ofrecen las subcontratas que funcionan en la mayoría de los museos de la capital ronda los seis euros, algo aceptable si no se tiene en cuenta que dos de los requisitos fundamentales que estas empresas exigen es ser licenciado o estudiante de Historia del Arte, con abundantes conocimientos en la materia y al menos un idioma además del castellano; conforme los conocimientos del aspirante aumentan, sus posibilidades de entrar a formar parte del equipo de trabajo ascienden, pero los seis euros la hora son inamovibles, la mayoría no ofrece plus de idioma o gratificación por licenciatura.

Ahora bien, si de quien estamos hablando es de un vigilante de sala del Museo Thyssen, estos seis euros a la hora se reducen a cuatro y de esa insignificante cantidad se les descuenta, además, el tiempo que inviertan en alimentarse, estrictamente necesario cuando los fines de semana se dobla turno (muy habitual en los museos, así se consigue tener, al menos, un fin de semana libre de cada dos). A los guardias de Museo del Thyssen los mueve una contrata, los requisitos son los mismos que para las demás salvo que además el aspirante debe estar al tanto de las colecciones del Museo y de las exposiciones pasadas; exactamente lo mismo que para el personal de guardarropa, tienda, taquillas y accesos, con la diferencia de que estos trabajan directamente para el museo, gracias a lo cual su sueldo vuelve a ascender a seis euros la hora y por cada uno de los idiomas con los que puedan dirigirse al visitante, se incrementa en 30 euros más.

Por trabajar una media de 30 horas semanales cabría pensar que no es bagatela embolsarse entre 400 y 600 euros mensuales, al menos en los días que corren en los que uno tiene que dar las gracias por tener trabajo, pero la cosa se complica cuando enfrentamos el sueldo de un vigilante de sala que trabaja para una subcontrata con los que trabajan directamente para el Museo del Prado o el Reina Sofía: en el primer caso, el sueldo mensual ronda los 1200 euros, en el segundo, 1000. El requisito indispensable para alcanzar el puesto de auxiliar de servicios en ambos museos es el graduado escolar.

Y aún hay más: en el Museo Reina Sofía, cada festivo laborable para el trabajador tiene una gratificación extraordinaria, 60 euros y dos días libres; cada domingo que se trabaja se recompensa con un día libre en la siguiente semana de domingo laborable (en el Reina Sofía se trabajan domingos alternos, en el Prado se dobla uno de cada tres y así se consigue que cada trabajador tenga dos domingos libres seguidos). En los cuadrantes mensuales se presta especial atención a los festivos que cada trabajador ha tenido que acudir al Museo con el fin de que, al concluir el año, todos hayan podido trabajar o descansar los días de fiesta y además en Semana Santa, Navidad y los meses de verano el personal fijo se amplía y refuerza con contrataciones temporales cuyas gratificaciones por servicio son más que suculentas.

Cuando el servicio en festivos se presta para una subcontrata, no hay gratificaciones extraordinarias, ni dinero ni días libres, además en muchas de ellas los cuadrantes ni siquiera se personalizan mensualmente, lo cual implica que una misma persona se vea obligada a trabajar todos los festivos que hagan falta hasta que las rotaciones semanales permitan que pueda tener alguno libre.

El Museo del Prado posee una bolsa propia que cada año permite que, previo paso de un examen, una entrevista personal y la evaluación de méritos, decenas de personas entren a formar parte del equipo de vigilantes de sala del Museo, pero es difícil acceder a ella ya que el tiempo trabajado en una subcontrata no computa a efectos de méritos.

Amén de todo esto, muchas de estas subcontratas ni siquiera se dignan a hacer contratos a sus trabajadores, los que redactan frecuentemente están mal y los finiquitos en la mayoría de los casos, brillan por su ausencia. Trabajar en días festivos es estresante, las colas provocan que los visitantes siempre están de mal humor, las quejas y reclamaciones aumentan parejas a las malas formas y los malos modales que los trabajadores se ven obligados a soportar, y todo ello por el módico precio de 500 euros al mes. El personal no se queja de las condiciones en las que trabajan porque se exponen a ser despedidos y los que se van porque no aguantan más son sustituidos al día siguiente, la demanda es grande, no se echa de menos a nadie. La próxima vez que tengan que hacer cola para ver a Monet en Jueves Santo, páguenla con Carmen Thyssen, no con la azafata de información, háganme ese favor.

1 comentario:

  1. Aunque no se trate de un museo, los vigilantes de El Corte Inglés sufren algo parecido (por lo que han podido contarme). Donde sí deciden coger, en 6 horas seguidas de turno) un descanso de exactamente 15 minutos, se lo quitan de su sueldo. ¡¡Increible!! ¿Pero no hay una legislación que diga que por X horas trabajadas hay X minutos de descanso? Es inhumano tener a una persona 6 horas de pie, quieto junto a una puerta, sin poder si quiera ir al baño.
    Y, claro, los sueldos luego tampoco compensan.

    Sin embargo los vigilantes con los que he podido tratar personalmente no quieren renunciar bajo ningún concepto a su trabajo. Es más, algunos están deseando hacer horas extras en festivos y puentes. Aunque de esta manera no vean tanto a sus familias, al menos no dejan de llenar las neveras de casa.

    Da que pensar...

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